HISTORIA

Las tres condiciones con las que el Ayuntamiento de Santander adquirió el Palacio de la Magdalena

Palacio de la Magdalena
Palacio de la Magdalena

Construido entre 1909 y 1911, el Palacio de la Magdalena es una de las joyas indiscutibles de la ciudad de Santander. Concebido como residencia de verano del rey Alfonso XIII, el edificio ha tenido multitud de usos: alojamiento real, hospital de sangre durante la Guerra Civil, sede oficial de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y un episodio que se ha tratado de forzar al olvido y que la memoria histórica ha recuperadoen sus terrenos se creó un campo de concentración por el que pasaron el horror más de 1.600 prisioneros republicanos hasta otoño de 1939.

La construcción de este Palacio fue obra de los arquitectos Javier González de Riancho y Gonzalo Bringas, quienes combinaron elementos de la arquitectura clásica con influencias de la arquitectura inglesa y francesa, y a los que se les incorporó elementos de la arquitectura montañesa.

Durante sus años de residencia estival, desde 1913 a 1930, la Familia Real no reparó en gastos y, cada verano, amueblaba el edificio por completo. Aunque fue incautado por la II República, como el resto de los bienes personales del monarca tras su exilio fuera de España, el Palacio volvió a las manos de Juan de Borbón y Battenberg gracias a la dictadura, quien posteriormente lo vendió al Ayuntamiento de Santander por 150 millones de pesetas en 1977.

Para que esta venta prosperara, el padre de Juan Carlos I impuso tres condiciones al Consistorio para permitir que este complejo pasara a fomar parte del Patrimonio de la ciudad. Por un lado, requirió que el parque de la Península de la Magdalena sería siempre un parque totalmente público. Por otro, varias habitaciones, del ala privada y nunca expuestas al público, debían quedar reservadas, a título personal, y siempre preparadas y dispuestas en caso de que la Familia Real quisiera visitar el palacio. La última condición indispensable era que continuase el acuerdo que ya estaba establecido entre el Palacio y la Universidad Internacional de Menéndez Pelayo (UIMP), para que se siguiesen realizando en él los cursos de verano, como ya se hacía desde la época de Alfonso XIII.