DENUNCIA

Más de nueve horas esperando una ambulancia para volver a casa tras una sesión de quimio en Valdecilla

La mujer de Jaime, sola ya de noche en la sala de espera del Hospital Valdecilla | Foto- Cedida por los afectados
La mujer de Jaime, sola ya de noche en la sala de espera del Hospital Valdecilla | Foto- Cedida por los afectados

Los usuarios del Servicio Cántabro de Salud vienen experimentando, en los últimos meses, diferentes problemas en la prestación sanitaria en la región. A pesar de los mensajes del Gobierno del PP, la realidad es que durante el verano los centros de salud han vivido situaciones críticas, y a esto se suman los constantes problemas que ha dado, y sigue dando, el servicio de ambulancias en la región. El último es el que ha denunciado Jaime, vecino de Castro Urdiales de 75 años que el pasado lunes, 14 de octubre, acompañó a su mujer, de 74 y enferma de cáncer, a Valdecilla para su “lunes de quimioterapia”. Sin embargo, ese no iba a ser otro lunes más.

En un escrito dirigido a eldiariocantabria.es, Jaime explica que este lunes, como muchos otros, comenzó exactamente igual: “madrugón, transporte en ambulancia y para el hospital de día”, donde su mujer recibiría su sesión semanal de quimio. Y todo “transcurrió bien”, pero el problema llegó a la hora de volver a casa.

“No hay derecho a que se nos trate así a los usuarios del Servicio Cántabro de Salud”, lamenta el afectado

En el caso concreto de su mujer, el ciclo de quimioterapia terminaba a las 15:00 horas, y como hacen habitualmente, “nos dirigimos al mostrador que coordina las ambulancias para solicitar nuestro transporte de vuelta”. Como él mismo reconoce, “no se trata de un servicio de taxi ni a la carta”, por lo que el matrimonio es consciente de que les toca esperar. Algunos días “más y otros menos”, pero la paciencia es algo que les acompaña en este viaje. De hecho, apunta que “a veces hay que esperar hasta dos y tres horas para poder optimizar los viajes”. Entra dentro de lo previsto. “Pero lo de hoy se lleva la palma”, apunta.

Pasado ese periodo de tres horas, sobre las seis de la tarde, la ambulancia que les tenía que llevar de vuelta a casa no aparece. Nadie les informa de nada, así que “nos acercamos al mostrador para ver qué pasaba” y los motivos de ese retraso. La respuesta oficial es que “ha habido un fallo informático y que no aparecíamos en el sistema”, pero no había de qué preocuparse porque “en seguida se solucionaba”.

Pero ese “en seguida” no llegaba. Siguió pasando el tiempo, y las ambulancias iban saliendo, pero ninguna parecía ser la suya. Una iba en dirección a Laredo, algo que según los afectados se podría aprovechar para llevarles a ellos. Así se lo plantearon a los responsables, “pero nos indican que no es posible, que esperemos que en breve llegará nuestra ambulancia”. Más espera, “qué remedio”.

Cuando ya eran más de las 20:00 horas, es decir, más de cinco esperando en Valdecilla “con mi mujer sentada en la silla de ruedas y hecha polvo tras el madrugón”, el matrimonio vio salir una ambulancia con dos personas en dirección a Otañes. Dado su destino y las “plazas de sobra” que había en la ambulancia, le preguntaron al conductor si podían aprovechar el viaje. “Se niega. Le pedimos por favor que llame a la empresa y lo comente, pero nos insiste en que él solo cumple órdenes y que no va a llamar a nadie, que sigamos esperando y que, si queremos, pongamos una queja en el mostrador”.

Siguió pasando el tiempo. Cayó la noche, y a las 22:00 horas, “ya completamente solos en la sala”, llega una noticia, aunque no la esperada. Llevan más de siete horas esperando y lo único que les dicen es que “el hospital va a cerrar” y que tienen que trasladarles a la zona de urgencias. Eso sí, insisten “en que no nos preocupemos que en cualquier momento vienen a por nosotros”. Ese momento ni había llegado en siete horas ni llegaría hasta pasada la medianoche. Concretamente, a las 00:17 horas. Es decir, más de nueve horas después de terminar el tratamiento de quimioterapia. “Pasada la una de la madrugada, llegamos a nuestra casa en Castro Urdiales”, apunta Jaime.

“No hay derecho a que se nos trate así a los usuarios del Servicio Cántabro de Salud”, lamenta el afectado, que apunta a “descoordinación o guerras internas en las empresas adjudicatarias” del servicio de ambulancias como motivos de que los pacientes “tengamos que sufrir estos percances y retrasos cada dos por tres”.

Jaime trata de dar una idea de la situación que vivieron. “Cualquier persona que haya pasado por quimioterapia o que tenga algún familiar que haya pasado por ello sabe lo que suponen nueve horas en una silla de ruedas después de la sesión y de haberte levantado a las 6:00 horas para ir desde Castro al hospital de día”, explica, recordando algo que, por obvio, no debe olvidarse: “no venimos al hospital por gusto, venimos porque mi mujer está enferma de cáncer y además somos gente mayor, sin recursos como para coger un taxi o un hotel para pasar la noche”.

“Hoy nos ha tocado a nosotros, pero mañana serán otros los pacientes que tengan que pasar por esto, por eso mi mujer y yo pedimos a quien corresponda (políticos castreños y regionales, directivos del hospital, etc, etc) que no miren para otro lado y que tomen cartas en el asunto, y también pido a los medios de comunicación que se hagan eco de esta situación para ayudarnos a visibilizar el problema y con suerte, a solucionarlo”, termina su escrito.