TRIBUNALES

12 años de cárcel para el hombre que ha reconocido haber agredido sexualmente a la hija de su pareja durante seis años

Sede del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y de la Audiencia Provincial
Sede del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y de la Audiencia Provincial

La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a doce años de prisión a un hombre que agredió sexualmente a la hija de su pareja durante un periodo de seis años, desde que la niña tenía seis años hasta que cumplió doce. Así lo ha reconocido el propio acusado en la sala de la Sección Tercera al inicio del juicio después de alcanzarse un acuerdo entre el ministerio fiscal, la acusación particular y la defensa.

Así, ha aceptado la pena propuesta como autor de un delito continuado de agresión sexual a menor de trece años, con la concurrencia de las circunstancias atenuantes de confesión -reconoció los hechos desde el primer momento- y reparación del daño -ha consignado judicialmente 2.500 euros y se ha comprometido a abonar como indemnización otros 33.000-.

La menor presenta "síntomas compatibles con un trastorno de estrés postraumático directamente relacionados y compatibles con las vivencias referidas"

Además de la pena de prisión, se le prohíbe comunicar y acercarse a la víctima durante dieciocho años, se le inhabilita por el mismo periodo para desempeño que conlleve contacto con menores y se le impone una medida de libertad vigilada tras la salida de prisión de ocho años.

HECHOS

Según el escrito de conformidad que se llevará a sentencia, el ahora condenado, "de modo reiterado" y "obrado en todo momento con el propósito de satisfacer sus más reprobables deseos sexuales y con evidente ánimo libidinoso, aprovechaba cada ocasión en la permanecían a solas para realizar tocamientos en los pechos y en los órganos genitales" de la hija de su pareja, que cuando comenzaron los hechos contaba con seis años.

Además, desde que la menor cumplió siete años, "se colocaba sobre ella" y, a pesar de la "resistencia activa" de la niña para repeler el contacto, arrojando patadas contra él, le inmovilizaba los pies, agarrándoselos con el brazo, y le penetraba. El acusado reiteró esta conducta "en múltiples ocasiones" a lo largo de seis años.

Como consecuencia de estos hechos, la menor presenta "síntomas compatibles con un trastorno de estrés postraumático directamente relacionados y compatibles con las vivencias referidas", lo que se ha traducido en "sintomatología depresiva, problemas académicos, evitación e indicadores de baja autoestima".