TRIBUNALES
La Fiscalía mantiene la acusación de tentativa de asesinato contra la madre con síndrome de Munchaussen
El fiscal ha mantenido la calificación de los hechos pero ha rebajado su petición de pena de cinco años a cuatro años y seis meses.
La Fiscalía ha mantenido el delito de tentativa de asesinato contra la mujer con síndrome de Munchaussen por poderes que, durante meses, administró a su hija de cuatro años un medicamento ya retirado por los médicos produciéndole una "intoxicación crónica" con la que, a juicio del Ministerio Público, "no quería acabar con la vida de la niña pero asumía ese posible resultado". En la última sesión del juicio que ha celebrado la Sección Primera de la Audiencia de Cantabria y que hoy jueves ha quedado visto para sentencia, el fiscal ha mantenido la calificación de los hechos pero ha rebajado su petición de pena de cinco años a cuatro años y seis meses.
Y es que, aunque ya pedía el agravante de parentesco y la atenuante de trastorno de personalidad, ha incorporado a sus conclusiones la atenuante de reparación del daño al haber consignado la acusada al inicio del juicio los 15.000 euros que le reclamaba como indemnización por los daños causados a la menor. Además, pide que se le retire la patria potestad de la niña durante un periodo de nueve años, mismo tiempo durante el que reclama que se le establezca una orden de alejamiento, pero no así de comunicación para facilitar que, en caso de estimarse oportuno, pueda ver a la menos en visitas controladas y supervisadas como han recomendado los técnicos del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS).
El fiscal ha calificado de "ejercicio maligno de la maternidad" lo que hizo la mujer, quien ha opinado que actuaba además con "alevosía"
La acusación particular, que ha ejercido el Gobierno de Cantabria ya que ostenta la tutela de la niña desde que se detectó su intoxicación en marzo de 2015, se ha adherido a todas las peticiones de la Fiscalía excepto a la orden de alejamiento atendiendo a la recomendación de posibles visitas que realizaron los técnicos del ICASS que han declarado en el juicio. Al mantener el fiscal el delito de asesinato en grado de tentativa, la defensa de la acusada, que en inicio pedía su libre absolución, ha modificado también sus conclusiones y ha calificado los hechos como un delito consumado de lesiones. Sobre ese delito, ha interesado la aplicación de la agravante de parentesco, la atenuante muy cualificada de reparación del daño, la atenuante de confesión analógica y la eximente incompleta de alteración psíquica, quedando así la condena en un año de prisión.
El fiscal ha justificado mantener la calificación de tentativa de asesinato al considerar que, aunque la mujer tenga el síndrome de Munchaussen por poderes, "existía un ánimo de matar, no de querer acabar con la vida de la niña sino que, al darle el medicamento, asumía ese posible resultado" como evidenciaban los episodios de "coma" o estupor que padeció la menor cuando lo ingería. "La vida de la niña estuvo comprometida en varias ocasiones" porque, fuese coma o estupor su situación (se ha debatido mucho sobre la diferencia de estas dos fases de la pérdida de consciencia), "hubo que ingresarla en la UCI en varias ocasiones, estando monitorizada y con tratamiento" y, aun así, el fiscal ha señalado que la madre le seguía suministrando el medicamento.
Además, ha considerado que, a pesar de padecer el síndrome de Munchaussen, la mujer "no tenía debilidad mental y tenía controlada la situación" ya que cada vez que le administraba el medicamento se aseguraba de que la niña recibía atención médica. Asimismo, cree que el síndrome le alteraba sus capacidades intelectuales y volitivas pero no las anulaba. Ha calificado de "ejercicio maligno de la maternidad" lo que hizo la mujer, quien ha opinado que actuaba además con "alevosía" ya que la víctima era "una menor que no tiene posibilidad de defenderse". Por la "gravedad" de los hechos y tras escuchar que la psicóloga que la trata ha manifestado que deberá permanecer mucho tiempo en tratamiento, el fiscal ha expresado su disconformidad en las posibles visitas aunque sean controladas y supervisadas.
Por su parte, la defensa ha centrado su informe en rebatir la petición del fiscal y reivindicar sus conclusiones. Así, el letrado ha destacado que concurre la aplicación de la eximente incompleta por alteración psíquica porque, aunque sólo la psicóloga y la psiquiatra privadas han considerado que tenían sus capacidades anuladas, también los forenses judiciales han asegurado que estaban "afectadas de forma moderada e importante". En su opinión, lo que más evidencia este "importante" grado de afectación de sus capacidades es que, cuando la niña está ingresada en el hospital, la acusada se lo seguía dando aunque la podían descubrir. Asimismo, ha cuestionado la consideración del fiscal de que pudo haber un posible resultado de muerte porque la acusada "llevaba a la niña al médico al más mínimo síntoma, incluso con 36,8 de temperatura por si ya era fiebre".
"Ella no era consciente en ningún momento hasta que intervino el exterior", han afirmado las especialistas
Sobre la atenuante de confesión, con la que el fiscal no está de acuerdo, el abogado ha evidenciado que, aunque pasaron meses hasta que admitió su culpabilidad, "si no lo hubiese hecho, igual no se estaría celebrando este juicio o estarían sentados también en el banquillo el padre y el abuelo de la niña", ya que los tres eran sospechosos y contra los tres se dictó orden de alejamiento cuando se detectó la intoxicación en la niña. "Hasta que ella no fue voluntariamente al juzgado a asumir su culpabilidad, tras haber ido al psicólogo y ver la realidad, la investigación no había avanzado, los tres eran sospechosos y no había pruebas para determinar quién le había dado a la niña el medicamento", ha manifestado la defensa, que ha recordado que, además, ella confesó para que la niña, al menos, pudiese estar con su padre.
En la sesión de este jueves también han declarado varios peritos, tres forenses judiciales y una psiquiatra y una psicóloga a petición de la defensa. Cuestionados por las partes, los primeros han indicado que los episodios que sufría la niña con el medicamento eran "comas ligeros o estupores moderados" y que, aunque no llegó a tener que requerir de intubación, la menor "estuvo muy grave". Estos también han hablado de la evaluación psicológica de la madre, en quien detectaron también el síndrome de Munchaussen por poderes, en el que se requiere constante atención médica para el niño a su cuidado para sentirse su "salvadora".
"Con el historial de la niña, se ve que ella en el hospital se siente apoyada, valorada... y por eso quiere estar allí" y, por ello, su comportamiento es una "búsqueda compulsiva" de esa situación, "una alteración volitiva que le impide actuar de forma voluntaria". "Sabe que lo que está haciendo está mal pero es una compulsión, no puede evitarlo. No ve las consecuencias de sus actos, lo hace por impulso, de ahí que sea un trastorno mental", han explicado.
La psicóloga y la psiquiatra que la han tratado durante este tiempo han señalado que el síndrome de Munchaussen por poderes "encontró como caldo de cultivo" una personalidad ya de por sí "patológica". Así, ha indicado que la acusada tiene rasgos "narcisistas, psicopáticos, histriónicos y compulsivos". Según han relatado, esta mujer encontró en el hospital "un mecanismo de compensación" tras tener la niña durante años patologías por su nacimiento prematuro pero haber mejorado con el tiempo. "Ella necesitaba esa condiciones, ese refuerzo que sentía estando con su hija en el hospital y ayudándola, por eso buscaba esa situación", han dicho.
Ambas especialistas creen que hubiese sido "imposible" que esta mujer evitase el comportamiento de medicar a su hija porque "no tenía el control". "Ella no era consciente en ningún momento hasta que intervino el exterior", es decir, hasta que en el hospital catalán les dijeron que la niña estaba intoxicada porque alguien le estaba medicando. Aunque creen que tanto a la madre como a la niña "les haría bien" poder verse, han confirmado que la acusada va a tener que estar "durante años" en tratamiento y que lo recomendable es que a lo largo de su vida "siempre tenga una figura de referencia" con la que hablar ante cualquier "momento de estrés".