El ‘número e’ es como el ‘número pi’: no lo entiende ni dios
El PSOE está ante su ‘número e’, aunque sigue pensando en letras y palabras para convencer a la gente de que la abstención traerá tiempos de filosofía política que coincidirán con un argumento que pase el colador cada vez más fino de los electores. La gestora socialista afronta un concepto de logaritmo que le lleve a un certero cálculo matemático: cuántas abstenciones le bastan para propiciar un Gobierno en España (11) y que la ecuación no deteriore en exceso la imagen exterior, dañada quizá de manera indefectible en el interior.
El ‘número e’ es como el ‘número pi’: no lo entiende ni dios, salvo que un matemático se haga cargo de la gestoría que trata de llevar ahora el peor papeleo de la historia del socialismo español. Lo más cercano era Rubalcaba y hubo de dejar la primera línea por unos resultados que ya firmarían ahora los inquilinos de Ferraz: los artífices del abordaje y los abordados. Cuando los números se pelean con las letras, más aún, cuando los números disputan la razón a las palabras o al compromiso puede emerger un logaritmo de muy difícil ritmo político. Tanto que no lo baila ni Iceta.
Cuando los números se pelean con las letras, más aún, cuando los números disputan la razón a las palabras o al compromiso puede emerger un logaritmo de muy difícil ritmo político
Por cierto que el PSC, partido asociado al PSOE, pero distinto en la identidad jurídica, lo puede decir más alto pero no más claro: sus diputados votarán ‘no’ a Rajoy aunque la propuesta del PP venga envuelta en una fina capa de azúcar moreno. Lo mismo que los de Cantabria, igual que Patxi López o Susana Sumelzo, por citar los más relevantes, que no son los únicos. Tiene su lógica a tenor de lo dicho en las últimas campañas electorales (varias, como se sabe) por todos los candidatos del hasta ahora primer partido de la izquierda.
La angustia de la gestora (o la gestoría) es conciliar lo comprometido con meros términos matemáticos. Y es cuando aparecen como fórmulas de Damocles el ‘número e’, el logaritmo neperiano y el famoso 3,1416. Muy difíciles de explicar desde la tribuna del Congreso.