CANTABRIA
Riesgo de ruptura del Puntal que amenaza la navegación en la bahía de Santander
"La erosión y pérdida de arena de las playas de Somo y Loredo representa un riesgo para la integridad del Puntal", cuya ruptura, producida entre otros factores por lo apuntado anteriormente -la pérdida de arena en Somo y Loredo- “tendría un profundo impacto sobre la actividad portuaria, turística y recreativa de la bahía".
Así se desprende del estudio ‘Diagnóstico Integrado de la Bahía de Santander’ que IHCantabria presentó en abril a los miembros de la Mesa de la Bahía, compuesta por las administraciones públicas con competencias en la gestión del estuario y por la Universidad de Cantabria, que participa como asesor científico a través del Instituto de Hidráulica Ambiental, y que del que se desprendieronconclusiones preocupantes como los cambios en la configuración de las playas de la Bahía, especialmente la erosión y pérdida de arena de las playas de Somo y Loredo.
La bahía de Santander es el mayor estuario de la costa Norte de España y un enclave natural de señalada belleza y de alto valor ecológico. Con una extensión de 22,42 km², una longitud de 9 km y una anchura de 5 km, es un enclave natural que forma parte del selecto Club de las bahías más bonitas del mundo. Sin embargo, su paisaje como lo conocemos hoy en día podría cambiar en dos décadas, cuando es probable que se produzca la ruptura del Puntal y se complique la navegación en la bahía, según apuntan los expertos.
El proceso de Diagnóstico de este estudio ha permitido identificar nueve retos prioritarios para la sostenibilidad del estuario: Los cambios en los procesos sedimentarios, la recuperación de rellenos, la adaptación a los efectos del cambio climático, la mejora del sistema de saneamiento, el ordenamiento de las actividades acuáticas, la definición de un modelo turístico compartido y sostenible, la puesta en valor del patrimonio social y natural del estuario, la colaboración interinstitucional y el desarrollo integral de los instrumentos de planificación.
Los cambios en los procesos sedimentarios, uno de los grandes retos, trae consigo una gran preocupación respecto al futuro de la Bahía. “Los cambios en la configuración de las playas de la Bahía, especialmente la erosión y pérdida de arena de las playas de Somo y Loredo, representa un riesgo para la integridad del Puntal, cuya rotura tendría un profundo impacto sobre la actividad portuaria, turística y recreativa de la Bahía. Por otro lado, el incremento de arena en el interior de la Bahía afecta notablemente a la navegación, por la pérdida de calado en los canales interiores, y al crecimiento de determinadas especies explotadas por los mariscadores”, explica el informe de IHCantabria.
La complicada situación de la bahía tiene otros desencadenantes, algunos de ellos son la acción del hombre, que ha rellenado "la mitad de la superficie intermareal de la Bahía" con "fines urbanos, industriales y agropecuarios", según el informe de IHCantabria, y el cambio climático.
“La mitad de la superficie intermareal de la Bahía se ha rellenado con fines urbanos, industriales y agropecuarios. Invertir el proceso de relleno para devolver parte de esos espacios al mar permitiría recuperar parcialmente la morfología original de la Bahía y, por tanto, mitigar los riesgos asociados a los cambios en los procesos sedimentarios”, sostienen. Además, “la comprensión de los efectos del cambio climático en el estuario y el desarrollo de un plan de medidas integradas en otros sectores, como el urbanismo y el turismo, es fundamental para minimizar el impacto del cambio climático sobre las actividades que se desarrollan en la Bahía”, afirma el estudio.