El acusado del doble crimen de Liaño sobre el bebé: "No la quiero, la odio, quiero verla muerta"
![Sede del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y de la Audiencia Provincial](/asset/thumbnail,1280,720,center,center/media/eldiariotorrelavega/images/2024/02/24/2024022412023525101.jpg)
Según ha puesto de manifiesto este lunes la fiscal del caso, en el arranque de la celebración del juicio contra él, con jurado popular en la Audiencia Provincial de Cantabria, el acusado del doble crimen por asesinar a su hasta entonces pareja y al bebé de ambos -de once meses- tenía "muy claro que las iba a matar" y "sin ninguna duda".
La representante del ministerio público, que ha solicitad la prisión permanente revisable al único investigado por lo sucedido -la misma pena que reclaman las acusaciones particulares y popular, ejercida por el Gobierno- ha avanzado ante los jueces legos diversas conversaciones de WhatsApp entre José R. y quien había sido su compañera sentimental, a la que tres meses antes de lo ocurrido ya advirtió que "cualquier día apuñalo" a la niña, a la que se refería con expresiones de odio e insultos, como "escoria", "mongólica", "veneno asqueroso", "puta basura y bicho", "sinvergüenza" o "retrasada", entre otros.
Son algunas de las palabras que el procesado dijo a la mujer -que tenía 40 años-, en referencia a la pequeña, que estaba a punto de cumplir un año. Además, en otra ocasión le manifestó que si pudiera pedir una cosa no sería "dinero", sino que la pequeña "desapareciera". Esa amenaza se desprende, de acuerdo con el relato de la Fiscalía, de textos y audios que el enjuiciado -que declarará en último lugar, el próximo lunes- envió en septiembre, tres meses antes de los hechos, a la víctima, que le replicó: "Antes de que mates a la niña, voy yo por delante. Mátame a mí, mátame ahora".
El hombre, que niega la autoría y que ha escuchado el relato de hechos que se le atribuyen y las penas a las que se enfrenta cabizbajo, haciendo gestos de negación con la cabeza en algunos momentos o incluso sollozando, había mandado también mensajes previos a su expareja -sobre la que tenía orden de alejamiento que habría quebrantado hasta dos veces la jornada del crimen-.
"Cualquier día voy a poner veneno para ratas en el biberón de la niña"
En ellos ya la advertía de que "esto no ha hecho más que empezar", de modo que -proseguía amenazando- "cualquier día voy a poner veneno para ratas en el biberón de la niña". Además, la madre había confesado que "sufría" por la forma en que el padre se refería y relacionaba con su hija, llegando a expresar que estaba "muerta en vida".
Por otra parte, semanas antes del crimen él mostró arrepentimiento y ella le perdonó, permitiendo así que regresara al domicilio familiar en Liaño de Villaescusa, pero comprobó después que él la había "engañado" -José R. llegó a amenazarla con "meterle un hacha entre ojo y ojo"- y que ella se había "equivocado". Así, confesó a su prima, que era "su gran confidente", que la había "cagado: el diablo ha vuelto (a casa). Si mañana no doy señales de vida, avisa a la Guardia Civil". Ese mensaje se lo envió el 14 de diciembre, dos días antes de los hechos.