¡MIR docente ya!

Presidente del Tribunal nº 1 de la Especialidad de Inglés y Profesor de Inglés en el IES La Albericia

Esta semana los representantes de los tres tribunales de la especialidad de INGLÉS hemos entregado en la Consejería de Educación de Cantabria toda la documentación correspondiente a la primera y segunda prueba de las oposiciones para profesor de secundaria y no puedo resistirme a la tentación de poner por escrito y compartir con los lectores la mezcla de sentimientos que me embargan.

A menudo los presidentes de los tribunales terminan su tarea tan agotados que no les quedan ni fuerza ni ganas de ponerse a escribir unas líneas. Sin embargo, pienso que, tanto por mi experiencia profesional (inspector de educación, asesor técnico docente en Londres, Consejero de Educación en la Embajada de España en Reino Unido e Irlanda y actualmente profesor de inglés y jefe de estudios de bachillerato en el IES La Albericia) como por haber coordinado todo el proceso desde la Presidencia del Tribunal 1 de las oposiciones de mi especialidad, mis palabras pudieran tener algún interés para el público en general y muy especialmente para los miles de participantes en los procedimientos selectivos para profesores.

Naturalmente la primera sensación tras desprendernos de las cajas de marras es de agotamiento físico y mental. Han sido más de seis semanas agotadoras, sometidos a un ritmo trepidante, con plazos excesivamente cortos, y una fuerte presión por la enorme responsabilidad que se nos había venido encima. En un momento del curso, además, en que las fuerzas ya escaseaban y la imagen de los compañeros celebrando el fin de curso y mirándonos de reojo con evidente lástima resultaba poco menos que lacerante.

La primera sensación tras desprendernos de las cajas de marras es de agotamiento físico y mental

A pesar de estos principios poco halagüeños, mis compañeros en los tres tribunales de inglés, y también los de Biología con los que compartimos centro,demostraron un grado de compromiso y profesionalidad que desgraciadamente no se asocian a menudo con el funcionario público. Ni un solo vocal o presidente faltó a alguna sesión, ninguno llegó tarde, no hubo una mala cara ni un mal gesto y, sobre todo, se puso un gran empeño en realizar todas las labores de corrección y calificación con el mayor cuidado y en hacer que el trago para los aspirantes fuera lo menos duro posible.  Muchas gracias a todos. Me habéis hecho sentir aún más orgulloso de pertenecer a este club.

En los primeros días del proceso de selección los miembros de los tribunales nos animábamos unos a otros recordándonos que más dura era la situación de los aspirantes, algunos profesores como nosotros, que debían jugarse parte o todo su futuro profesional a una carta. Sin duda esta ha sido la cara más amarga de la experiencia. Vivir de cerca la angustia, los nervios, la ansiedad de tantos compañeros que necesariamente habrían de quedarse sin trozo del pastel – pocas plazas para muchos candidatos. Y fueron cayendo, caras conocidas, compañeros, algunos amigos, profesores de nuestros hijos… Cierto que en ocasiones la vida es dura y que debemos aceptar deportivamente que alguien debe perder para que otros ganen, sin embargo difícil consuelo le queda a quien suspende con un 4,97, a quien su trabajo y sus niños le dejan poco tiempo para prepararse como le gustaría, a quien domina el aula pero le devoran los nervios y las ganas en las oposiciones. Aún así, en toda esta gente nos  encontramos con la otra gran noticia de estas oposiciones: en nuestros tribunales no hemos recibido ni una mala contestación, ni un mal gesto,  al contrario, agradecimiento por tratarles con el respeto que se merecen, por no tenerles horas de pié con la documentación en la mano como si esto fuera un casting para un nuevo reality-show.

Ni un solo vocal o presidente faltó a alguna sesión, ninguno llegó tarde, no hubo una mala cara ni un mal gesto

Sin duda, serán todos los que estén. Quienes consigan las 26 plazas de la especialidad de INGLÉS en los próximos días, cuando se publiquen los resultados definitivos, se lo habrán ganado con sangre, sudor y lágrimas. Ojalá en el futuro puedan confirman el potencial que hemos adivinado en estos días. Me llevaría a cada uno de ellos si pudiera para mi instituto. Nuestra más sincera enhorabuena por adelantado.

Apostaría por poner en marcha un mecanismo parecido al MIR que filtrara inicialmente a los candidatos por su dominio de la materia y que evaluara finalmente su desempeño

Sin embargo, como dicen los ingleses, mis mejores pensamientos están con mis compañeros que no aprobarán, con todos los que habéis peleado hasta el último día de clase con nuestros hijos sin regatear un minuto para vuestras oposiciones.  Cuando reprendí amablemente a una compañera por haber dedicado horas a preparar dosieres y regalos de fin de curso a cada uno de sus alumnos en vez de repasar los temas, me dijo, con la mayor ingenuidad del mundo, que a ella le gustaba su trabajo, que le gustaban los niños y que disfrutaba con estas pequeñas cosas. ¿Entenderán sus alumnos que su fantástica profesora no ha aprobado?. ¿Qué le cuento, para que no se hunda, a otra aspirante que acaba de enterarse de que tiene un 2 en la prueba práctica de inglés cuando su nivel de inglés es muy bueno?.¿De verdad estamos haciendo las cosas bien, o medio bien siquiera?

Me llevaría a cada uno de ellos si pudiera para mi instituto. Nuestra más sincera enhorabuena por adelantado

Preparamos pruebas prácticas que necesitan eliminar aproximadamente al 75% de los candidatos y para ello diseñamos exámenes que probablemente muchos de los miembros de los tribunales suspenderían y nombramos vocales por sorteo mientras que los expertos e inspectores de educación se dedican a otros menesteres. Confieso que yo probablemente no aprobaría la prueba práctica de inglés, después de haber vivido en Londres 8 años. El temario para las oposiciones de todas la especialidades fue modificado por última vez en el año 96. Me niego a aceptar que este sistema de oposiciones es un mal menor o que alguien tiene que hacer el trabajo sucio. La educación pública no puede permitir que tantos profesores  interinos que desarrollan una tarea fantástica día a día no consigan aprobar la oposición porque diseñamos pruebas excesivamente exigentes.

Me niego a aceptar que este sistema de oposiciones es un mal menor o que alguien tiene que hacer el trabajo sucio

Seguramente poco pueden hacer las autoridades autonómicas, no me queda ninguna duda sobre su empeño porque éste sea un proceso limpio, legal, justo – yo también lo suscribo, pero, al menos, me gustaría escuchar su grito por un pacto de estado nacional en educación que, entre otras cosas, ponga más cordura en estos procesos y seleccione a los futuros profesores por su formación pero también por su calidad contrastada como docentes. Para ello, personalmente apostaría por poner en marcha un mecanismo parecido al MIR que filtrara inicialmente a los candidatos por su dominio de la materia y que evaluara finalmente su desempeño tras un periodo de tres años en los centros. En una evaluación de estas características, con un número de aprobados final limitado, por ejemplo,  a la mitad de los que superen la primera fase, el empuje, el dinamismo y la frescura de las nuevas generaciones daría sin duda ninguna un impulso importante a la educación pública. Aquellos que no seamos capaces de seguirles el paso, quizá también tendríamos que renovar nuestro carnet de funcionarios.