SANIDAD

Trasplantan tres dedos de los pies a un paciente al que el estallido de un petardo seccionó los cinco dedos de la mano derecha

Marius Constantin Carp y Francisco del Piñal en la Clínica Mompía

Marius Constantin Carp subraya que "de no tener nada" y pensar que únicamente iba a tener "un muñón", ha pasado a tener "juego de muñeca" y "poder coger un boli" en un futuro.

El microcirujano cántabro Francisco del Piñal ha trasplantado con éxito tres dedos de los pies a un joven al que el estallido de un petardo amputó el pasado 1 de enero los cinco dedos de la mano derecha. Del Piñal está considerado una eminencia internacional en el implante de dedos de pie en la mano, con un 99% de éxito. El paciente, Marius Constantin Carp, de 28 años de edad, que vive en el municipio vizcaíno de Zalla, ha recordado que su mano quedó "reventada", por lo que ha agradecido al microcirujano su labor de reconstrucción, porque, ha subrayado, "de no tener nada" y pensar que únicamente iba a tener "un muñón", ha pasado, entre otras cosas, a tener "juego de muñeca" y "poder coger un boli" en un futuro.

En declaraciones a Europa Press Televisión, Constantin Carp ha recordado que los hechos ocurrieron la madrugada del pasado 1 enero en la plaza del pueblo de Aranguren, en Zalla. Tras dar las campanadas, salió a la calle en compañía de unos amigos. En un momento dado, cogió con la mano un petardo que no era suyo, lo encendió y explotó, seccionándole todos los dedos de la mano derecha. "No me dio tiempo, simplemente explotó", ha precisado. Tras acudir al ambulatorio local, fue derivado al Hospital Sanitario de Cruces, donde la única opción que le dieron fue "poder aprovechar algo de la mano" debido al pésimo estado en el que se encontraba. El joven estuvo ingresado dos semanas en Cruces con la mano derecha "enterrada" en la tripa para preservar tejidos y a la espera de una última decisión. Fue un amigo ingeniero el que le habló del microcirujano del Piñal. "En Cruces la solución que me daban no era mala; como a mí me quedaban un poco de los huesos (de los dedos), (la solución) era hacer una pinza con los 'cachos' que me quedaban. Una pincita pequeñita, no había más", ha recordado el paciente, para quien la diferencia entre lo que le ofrecían y lo que ha conseguido tras la operación "es abismal". En su opinión, del Piñal le ha concedido la libertad de poder valerse por sí mismo, "y que no tenga que estar mi mujer todo el rato, no sé, cortándome un cacho de pan". "Es mucho. Lo que ha hecho es ponerme una pinza con tres dedos, pero dedos de verdad, no los 'cachos' de huesos tapados con piel", en referencia a la solución que le ofrecían en el hospital vizcaíno. "De no tener nada, y pensar que voy a tener un muñón, a tener muñeca, juego de muñeca; y lo que es el apoyo de la mano y poder agarrar, no sé, un bolígrafo, para firmar o escribir eso es ley de vida", ha concluido.

Por su parte, Francisco del Piñal ha precisado que, con los trasplantes, al paciente se le ha dado la posibilidad "de volver a coger cosas con la mano, y tener una mano que tenga una función, no igual, a la que tenía antes, pero sí una función de poder coger cosas. "Es una mano de ayuda", ha resaltado, para quien en lugar de tener "una prótesis", la mano accidentada tendrá una función. El microcirujano ha subrayado que el nivel de amputación que tenía la mano era importante y ha destacado la labor de conservación que han hecho en el Hospital de Cruces. "Prácticamente aquí abajo (señala su muñeca). Aquí quedaba un poquito de hueso, otro poquito por aquí, pero el nivel de amputación efectivo era a nivel de la muñeca. Pero pasa siempre, si el nivel de amputación es en la muñeca, si además tienes en cuenta que falta piel, pues el nivel de amputación real es por debajo de la muñeca. Eso es lo que han evitado al enterrarlo (el muñón en la tripa) toda esta zona intermedia (han conseguido) preservarla, que es importante, porque luego es donde va a estar el juego de la muñeca, y aquí es donde hemos puesto la base que nos han servido para colocar los dedos", ha subrayado. En una primera operación, ha explicado, el equipo quirúrgico que ha dirigido ha dado "cobertura" al muñón y le han puesto el dedo gordo de uno de los pies "en el sitio del pulgar". Y en una segunda operación se han cogido del otro pie "el segundo y tercer dedo, también con los metatarsianos, para que tenga oposición, de tal manera que el operado va a tener lo que llamamos una pinza de trípode, porque tiene dos dedos y el pulgar".

Del Piñal, de la clínica La Luz de Madrid, está considerado una eminencia internacional, y a lo largo de su vida profesional ha realizado unas 500 operaciones de pie a la mano, con un 99% de éxito. "Tengo pacientes que corren maratones", ha sentenciado. Las dos operaciones de Marius se han realizado en la Clínica Mompía, en Cantabria.