Santander no olvida a las víctimas del bombardeo de diciembre del 36; mientras el Ayuntamiento, sí
Decenas de personas han rendido homenaje este jueves, 27 de diciembre, a las víctimas del bombardeo de la aviación nazi en Santander que tuvo lugar en esta misma fecha de 1936. Entre los asistentes se encontraba una superviviente y familiares de los fallecidos.
La Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria ha realizado este mediodía un homenaje-performance en el parque de Mendicouague de la capital, en el que ha instalado 69 lápidas correspondientes a las víctimas mortales civiles del bombardeo, que fueron más, puesto que algunos fallecieron días o meses después.
Bajo el sonido de las sirenas que alertaban de los ataques aéreos durante la Guerra Civil, varias personas se han tumbado junto a lápidas de cartón con los nombres y en muchos casos la edad de los fallecidos, en una reparación simbólica de las víctimas, ante la negativa del Ayuntamiento de Santander de instalar una placa-monolito en recuerdo de los hechos, han denunciado.
La performance, arropada por una pancarta con la leyenda 'Sin memoria no hay futuro' y una bandera republicana, ha concluido con aplausos y ha dado paso a la lectura de un manifiesto por parte Jorge Suárez, de la asociación Héroes de la República y la Libertad, en el que ha rememorado el trágico episodio sucedido hace 87 años en Mendicouague.
Un bombardeo que "no cayó en los barrios de la clase alta" sino de la "clase trabajadora", y que en el manifiesto se ha comparado con la situación actual en Palestina, donde "siempre afectan a la sociedad civil y a los más vulnerables".
Como los muertos de Mendicouague "no tienen un lugar de memoria" en la ciudad, tras ser rechazada la petición por el Consistorio, la Plataforma se ha reunido para "reparar a las víctimas" y hacerles un reconocimiento, un "recordatorio a su historia".
"No pararemos hasta que sus nombres sean recordados por la historia democrática de Cantabria. Porque es nuestra gente; es nuestra historia. Les debemos respeto a esas víctimas de los represores de la libertad y de la democracia. Somos, porque fueron".
Así ha concluido el manifiesto, tras el que José Luis Pajares, del Colectivo de Memoria de Laredo, ha leído los nombres de los 69 fallecidos de los que hay constancia, varios de ellos niños y jóvenes.
El evento ha finalizado con aplausos a las víctimas, unas palabras de Francisco Nadal, de la Plataforma, en las que ha subrayado que las acciones en recuerdo continuarán porque "nadie puede decirnos dónde tenemos la memoria", y una canción de Salvador Amor.
Al acto ha acudido una de las supervivientes, que aquel 27 de diciembre tenía siete años. Según ha relatado su hijo, el periodista José Emilio Pelayo, su madre estaba jugando en su barrio, en Barrio Obrero, cuando cayó la primera bomba, con la "suerte" de que no estalló. "Por eso, posiblemente, estoy yo aquí hablando hoy, y por eso está mi madre, que hoy va a cumplir 95".
"Fue superviviente de aquella atrocidad que sigue en la memoria de todos, en los corazones de todos, nunca el olvido de quienes se fueron, nunca el olvido de la infamia, de la locura y del silencio que ha vivido en mi casa casi toda la vida", ha declarado Pelayo, parte de cuya familia, los varones, tuvieron que exiliarse.
"Yo conocí a mi único tío cuando volvió, cuando tenía yo cuarenta y tantos años", ha apuntando. "Descubres que estuvo condenado a muerte, descubres que estuvo en Tabacalera, y descubres que por qué mi madre se callaba todo: porque tenía miedo, no, pánico, al dictador y a la dictadura. Y ha sido una historia de silencio tan fuerte como que hace dos meses hemos sabido que mi madre cantaba en catalán".
Entonces la familia conoció que aquella niña de la guerra, cuando iban a entrar los nacionales, "sale en barco hasta San Juan de Luz, y luego por vía terrestre a Girona, y vive allí, con algunos hermanos más que van. Nunca había dicho nada, ni del exilio de sus hermanos".
La Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria celebrará el 20 de enero una asamblea abierta para decidir acciones de futuro.