Sucesos

Un farmacéutico santanderino exportaba medicamentos falsos para tratar el cáncer en países pobres

Laboratorios Defabar

La Guardia Civil ha desarticulado recientemente una organización criminal dedicada a la importación, exportación, fabricación y distribución de medicamentos ilegales.

Los fármacos exportados estaban destinados a tratamientos de distintas patologías, algunos para contrarrestar dolencias de gravedad como leucemia, psicosis y síndromes de ansiedad, e incluso afecciones cardiacas graves. 

La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal dedicada a la importación, exportación, fabricación y distribución de medicamentos ilegales. Una operación denominada 'Ayúrveda' que se ha desarrollado por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) en las provincias de Teruel, Barcelona, Castellón, Sevilla, Valencia y Madrid. 

Según ha informado la Guardia Civil, la investigación se inició tras recibir un comunicado de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) en el que se ponía de manifiesto una denuncia de un laboratorio farmacéutico iraní, que tras encargar y pagar una serie de medicamentos a un laboratorio farmacéutico español nunca recibió las medicinas ni se le devolvió el importe de las mismas. 

A partir de esta información, arrancó la indagación con la que se ha descubierto que se descubierto una trama de fabricación y distribución ilegal de medicamentos desde España a varios países de Asia, África, Europa y América. En concreto, se investiga a 16 personas a las que se les acusa de delitos en contra de la salud pública, blanqueo de capitales y estafa

Durante el proceso, se contó con la ayuda de la Oficina de Investigación Criminal de la Food & Drugs Administración de EEUU, la cual relacionaba al laboratorio español y a su administrador con otro laboratorio situado en la ciudad de Mumbay (India). La operación ha sido coordinada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz (Teruel) y la Fiscalía de esta provincia. 

Las investigaciones de la Guardia Civil llevaron a los agentes a la provincia de Teruel, donde se encuentra el laboratorio y otra empresa farmacéutica que compartían ubicación y administrador. A partir de ahí, se descubrió la relación comercial con otras empresas del sector ubicadas en las provincias de Barcelona, Castellón, Sevilla y Valencia. 

Se investiga a 16 personas por delitos en contra de la salud pública, blanqueo de capitales y estafa

Además, estas empresas tenían contactos comerciales con otras situadas en Francia, Inglaterra, Estados Unidos e India. Esta última empresa situada en la ciudad de Mumbay (India), era la encargada de actuar como asociada del laboratorio farmacéutico de Teruel a la hora de fabricar y distribuir los falsos medicamentos. 

Según publica este domingo El Confidencial, el cabecilla de todo el entramado sería Gabriel García Gavín, un farmacéutico de Santander “que había querido dar el salto para convertirse en fabricante y que prometía crear empleo y riqueza” en la zona de la cuenca minera de Teruel, donde están ubicados los laboratorios Defabar.

García Gavín, que comenzó con una tienda en la capital cántabra que aún se mantiene en la calle Camilo Alonso Vega, compraba medicamentos baratos y a granel en India y China, sin las mínimas medidas sanitarias de conservación y transporte, y los introducía con documentación falsa en nuestro país. En sus laboratorios, los empaquetaba dando apariencia de haber sido fabricados en nuestro país para facilitar su venta en países pobres o donde la legislación es más laxa, como el Congo, Líbano, Arabia Saudí, Guatemala o Panamá.

El Confidencial señala que las facturas de estos envíos aparecen como ropa de cama, bolsas de basura (1.381 kilogramos) o preparaciones de limpieza (7.400 kg).

Los fármacos exportados estaban destinados a tratamientos de distintas patologías, algunos para contrarrestar dolencias de gravedad como leucemia, psicosis y síndromes de ansiedad, e incluso afecciones cardiacas graves, destacando fármacos como la penicilina, heparina, vincristina y morfina. 

Todas las empresas participantes en este proceso de fabricación y distribución carecían de los permisos necesarios para este tipo de actividades, circunstancia acreditada por la AEMPS, organismo regulador y competente en materia farmacológica en nuestro país.

La normativa farmacéutica española/europea establece la exigencia de garantía de calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos y para ello establece una completa normativa reguladora para su fabricación, trasporte, almacenamiento y distribución, llegando incluso a fiscalizar los contactos entre empresas del sector, por lo que según ha quedado constatado por los investigadores que la trama en cuestión nunca intentó introducir los medicamentos en el circuito legal español/europeo, dedicándolos exclusivamente a la exportación.

Según uno de los extrabajadores, la empresa acumulaba cerca de tres millones de euros en pérdidas

GABRIEL GARCÍA GAVÍN

El diario digital antes mencionado subraya que cuando los agentes de la Guardia Civil acudieron a los laboratorios del farmacéutico cántabro, la nave se encontraba totalmente revuelta. Además, según uno de los extrabajadores, la empresa acumulaba cerca de tres millones de euros en pérdidas, un panorama totalmente distinto al vivido hace cinco años cuando Defabar era un laboratorio “con mucho futuro”.

Gabriel García Gavín dejó atrás Santander y, animado por el alcalde de Alcorisa exsenador del PP, José Ángel Azuaga, se instaló en un polígono del municipio donde gracias a las ayudas obtuvo cientos de miles de euros. De esta forma, la empresa pasó de tener tres empleados a unos veinte, señalan en el diario digital.

“Del millón inicial invertido, más de un 30% lo recibió de la entidad 'Suma Teruel', una sociedad para la promoción empresarial con representación del Gobierno de Aragón, la SEPI, Ibercaja y la Caja Rural de Teruel”, apuntan. Sin embargo, su negocio nunca terminó de funcionar y la Agencia del Medicamento obligó a García Gavín a cerrar la farmacia por ser incompatible con el laboratorio.

Fue entonces, para tratar de salvarse de la ruina, cuando el farmacéutico creó este entramado de medicamentos ilegales a nivel internacional.