SUCESOS
Los detenidos por las vacas muertas son ganaderos de la zona y uno tuvo problemas con uno de los dueños: "Si están detenidos, por algo será"
Los tres detenidos por la muerte de 25 vacas que a finales de julio aparecieron encerradas en una cabaña de Carcabal, en San Roque de Riomiera, son ganaderos del pueblo, dos de ellos hermanos entre sí y el otro amigo de ambos.
Además, uno de los tres sospechosos tuvo un problema con uno de los dos dueños de las reses fallecidas, porque animales del primero se metían en fincas del segundo, pero tras tener "una enganchada" y mantener "unas palabras" por este asunto, el tema "quedó ahí".
Así lo ha manifestado uno de los propietarios de las vacas muertas en declaraciones a Europa Press, tras conocerse el arresto de tres sospechosos por los hechos ocurridos hace cuatro meses y medio, detenciones que ha pillado a los dueños "por sorpresa y de sopetón".
"Si están detenidos, por algo será", ha reflexionado Rubén Fernández, propietario junto a Raúl Pérez de los animales fallecidos, y que solo quiere que los responsables de lo sucedido "paguen por todo lo que han hecho y sufran como he sufrido yo con mis vacas".
Los tres sospechosos fueron detenidos este martes por agentes del Seprona, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Benemérita, y está previsto que pasen este miércoles a disposición judicial, del titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Medio Cudeyo, que investiga el caso en el que se personó la Fiscalía.
"No son vecinos, pero casi", de los afectados, que si bien tenían "muchas sospechas" de personas que podrían estar detrás de los hechos, no pensaban en "nadie en concreto".
En este sentido, y tras trascender el arresto, Fernández ha comentado que con uno de los tres tuvo "una enganchada y palabras" porque sus vacas se metían en sus fincas, pero el tema quedó así, aunque "luego pasó esto". En el momento de los hechos, mantenían las "distancias", pero no había "nada raro" más entre ambos, ha agregado.
HALLAZGO
El hallazgo se produjo el pasado 30 de julio, cuando una treintena de vacas aparecieron encerradas en una cabaña, 25 de ellas muertas, mientras que tres más pudieron ser rescatadas con vida. Algunas mostraban signos de violencia, como heridas y cortes, por lo que no se descartó ninguna hipótesis y comenzó la investigación.
Ese día por la mañana los dos ganaderos dueños de los animales habían ido a ver a entre 30 y 35 vacas que estaban pastando en terrenos de su propiedad y no las encontraron. Empezaron entonces a buscarlas y, finalmente, a primera hora de la tarde, las localizaron hacinadas y algunas muertas en una cabaña de piedra, con tejado de teja, que no era suya y que estaba cerrada por dentro.
Hasta el lugar se movilizaron efectivos y medios del Servicio de Emergencias 112 de Cantabria, Consejería de Ganadería, Guardia Civil y Bomberos de Torrelavega que, con trajes especiales y equipos de respiración autónoma, extrajeron las 25 vacas muertas y lograron salvar a tres que permanecían vivas en el fondo del invernal.