TRIBUNALES
Un fontanero deberá pagar casi 500.000 euros por la explosión de una caldera por la que una mujer perdió las piernas
En una resolución que resuelve el recurso de apelación contra la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 1 de Santander de febrero de 2015, la Audiencia eleva la indemnización que deberán percibir los lesionados.
La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado al pago de unaindemnización de 494.723 euros a un fontanero por la explosión de una caldera que carecía de dispositivos de seguridad y que causó graves lesiones a la pareja que residía en la vivienda.
En una resolución que resuelve el recurso de apelación contra la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 1 de Santander de febrero de 2015, la Audiencia eleva la indemnización que deberán percibir los lesionados.
Inicialmente, el Juzgado condenó al instalador al pago de 275.028 euros, además de una pena de dos años de prisión y otra de inhabilitación para el ejercicio de la profesión de fontanero o instalador de calefacciones por un periodo de cuatro años, condenas que no han sido recurridas.
Según el relato de hechos de la sentencia, el acusado había instalado un sistema de calefacción central en la vivienda de los afectados en 1998. Años después, modificó la instalación para colocar una paila en el hogar de leña, con el fin de aprovechar la fuente de calor de la chimenea para calentar los radiadores.
Sin válvulas de seguridad
En esta nueva instalación, el acusado no dispuso de regulación de temperatura ni de sistema alguno de expansión. Tampoco modificó los sistemas preexistentes de alivio de la sobrepresión ni los diámetros de las tuberías.
"Puede afirmarse que la actuación profesional del acusado faltó a las más mínimas normas de cuidado exigibles e infringió la legislación de seguridad sobre este tipo de instalaciones", explica la sentencia.
Tras llevar a cabo esta modificación, en enero de 2008 tuvo lugar una explosión en la caldera, que produjo graves lesiones físicas y psíquicas a los moradoresde la vivienda.
A la mujer, que tuvo que ser sometida a tratamiento médico y quirúrgico durante varios meses, le amputaron las piernas y le quedan además cicatrices de quemaduras, graves secuelas estéticas y un trastorno depresivo reactivo. Actualmente, tiene reconocida una incapacidad permanente absoluta y requiere de asistencia para sus quehaceres habituales.